Niyoloveo

Y remembrando anécdotas un amigo desde Paris me hizo recordar, una de las más grandes historias de terror y suspenso “Las llantas succionadoras”.

En aquella ocasión tomábamos el camión urbano rumbo a nuestras respectivas casas, de pronto un carro paso muy cerca de mi y uno de mis compañeros me advirtió de la problemática que su progenitora le había planteado, en la cual si estabas muy cerca de las ruedas de los camiones, estas podrían aspirarte, el comentándome con preocupación me decía – lo bueno que fue un carro, por que si ha sido un camión, no la hubieras contado- muertos de risa por su comentario, él solo avergonzado nos miraba sentía que hacíamos mofa de los consejos, que con el fin de protegerlo, le había contado su madre.

Durante el trayecto al camión, estábamos planeando una comida en un centro comercial cercano, quedamos a las 3 de la tarde una hora suficientemente buena, para alcanzar a dormir, comer y cagar (Los placeres mas humanos en la vida), cada quien llego por su parte, como lo era lógico, yo encontré primero a mi amigo, aquel que contó la simpática historia de las ruedas. Ahí duramos varias horas, en la espera de nuestro compañero, 3 horas después, lo vimos llegar con una cara de tristeza, preguntamos -¡Que paso!-, el contesto con lagrimas en los ojos, - mi ardilla a muerto, la succiono la rueda de un camión que iba pasando- mi cara de asombro lo decía todo, aquella incoherente historia había sido cierta, la ardilla fue devorada por la enorme llanta del susodicho transporte.

A partir de esos días no tengo tanta cercanía a las ruedas de camión, el temor a morir aplastado ha llegado a ser comparable con el miedo a morir fulminado por un rayo de una tormenta.